publicado a la(s) 22 dic 2011, 17:32 por Usuario desconocido
[
actualizado el 6 ene 2012, 6:54 por Francisco Andia
]
NOTICIAS: |
Comunidad
Trans participa en la IX Marcha del Orgullo TLGB (Trans, lésbico, gay y
bisexual) el pasado sábado 10 de julio en el Cercado deLima |
El
día sábado 10 de julio del 2010, se realizó la IX Marcha del Orgullo.
Partieron más de 5000 personas, desde el Campo de Marte hacia la Plaza
San Martín, en una marcha que ha sido considerada como una de las
marchas de Orgullo más grandes y festivas realizadas en Lima. La
consigna que nos agrupó a tod@s l@s participantes fue “Somos Libres ¿Lo
somos siempre?”, exigiendo igualdad, medidas legales que amparen la no
discriminación y contra la impunidad a la violencia ejercida contra las
personas TLGB. |
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El
instituto Runa participó en la articulación “Trans Trabajando Junt@s”
junto a organizaciones como “Comunidad Centauro” de trans masculinos,
“Organización Cisne”, “Rayza Corazón y Pasión” de Comas, “Colectivo
Claveles Rojos”, “Luchando Unidas por el Futuro” del Cercado de Lima, y
activistas independientes, reunidas en una plataforma que con color,
música y fiesta hicimos presentes las consignas que motivaron nuestra
participación colectiva en esta IX marcha del Orgullo TLGB.
La
participación de la Articulación “Trans Trabajando Junt@s” se signó bajo
las exigencias del reconocimiento a la identidad trans en la sociedad y
en los ordenamientos jurídicos y administrativos, y el alto a la
violencia contra las personas trans ejercidas por funcionarios del
Estado, miembros a cargo de la seguridad ciudadana, y contra la
impunidad.
Aún las
personas trans no cuentan con documentos de identidad acorde con sus
identidades asumidas, siendo el derecho al nombre propio una lucha que
persiste ante barreras legales y administrativas basadas en una
ideología que considera la biología como verdad última de la identidad.
Por otro lado, la violencia ejercida cotidianamente por agentes de
Seguridad Ciudadana a las personas trans es una situación alarmante que
se da día a día, los cuales se sirven de las nociones ambiguas y morales
de “buenas costumbres” para asediar y violentar impunemente a las
personas trans, ejerciendo o no el comercio sexual.
El
Instituto Runa considera urgentes estas dos exigencias, siendo el
derecho a la identidad y el derecho a la vida e integridad física dos
aspectos cruciales para ejercer la ciudadanía. Feicitamos a todas y
todos los que hicieron posible que una vez más la Marcha del Orgullo
TLGB se haya logrado exitosamente. Un logro que sin duda, nos compromete
a tod@s los que deseamos una sociedad más justa, sin discriminación ni
violencia |
Fuente: Runa
Fotografía: Francisco Andía |
Articulación Trans Trabajando Junt@s
PRONUNCIAMIENTO |
Celebramos
hoy la IX Marcha del Orgullo, evento emblemático, en que lesbianas,
gays, bisexuales, travestis, transgéneros, transexuales, intersexuales,
hombres y mujeres solidarios, se dan cita para recorrer las calles del
centro de nuestra ciudad, mostrando las diferentes expresiones que
grafican la diversidad sexual y de género, que motivan aun en nuestras
sociedad y en el Estado practicas de discriminación, exclusión social,
violencia, limitación de nuestros derechos y su desprotección por no
calzar en las políticas referente al sexo y al género. |
Las
agrupaciones y activistas Trans, llegamos a este encuentro
multitudinario siguiendo la gesta liberadora desde los sucesos de
Stonewall, a finales de la década de los setentas, convencid@s de tener
el derecho a nuestra identidad, asumiendola con decisión, en libertad,
con autonomía en la voluntad de recrear nuestros cuerpos y replantear
las fronteras del género. |
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Travestis,
transgéneros, transexuales, hemos iniciado el recorrido por la
reivindicación de nuestros derechos y demandamos que estos sean
plenamente reconocidos como corresponde en toda democracia;
contrariamente a lo que vivimos, hoy en día asistimos a una sistemática
violación de nuestros derechos básicos, como el derecho a la vida y a la
integridad personal, así como a nuestros derechos económicos, sociales y
culturales, por el prejuicio reinante ante nuestras formas de vida
alternativas que no calzan en las normas arbitrarias que rigen la
sexualidad y el genero binario.
Exigimos que se nos deje de considerar
ciudadan@s de tercera categoría, desde el momento que no se reconoce
nuestra identidad de género, dando así pie a que se nos cierren los
espacios necesarios para desarrollar nuestro proyecto de vida,
derribando las barreras para acceder sin discriminación a la educación,
la salud, la vivienda y al mercado laboral.
Exigimos igualmente que se acabe con la
indiferencia, la arrogancia y la soberbia al no abrir canales de dialogo
a fin de superar la sempiterna aplicación de la violencia como
respuesta a nuestra libertad de asumirnos plenamente en nuestra
identidad, y se erradique el estigma de considerarla un trastorno.
Creemos que nuestra legislación debe considerar el derecho a definir en
nuestro documento de identidad con el nombre que elijamos, sancionar los
casos de abuso de autoridad y la discriminación en todo ámbito, así
como aprobar el proyecto de ley sobre los crímenes de odio.
¡Por el reconocimiento a la identidad de Género¡
¡Alto a la violencia contra la población Trans!
¡Erradiquemos la discriminación!
Firmas: Claveles Rojos,
Luchando Unidas por el Futuro, Comunidad Centauro, Asociación Cisne,
Rayza Corazón y Pasión, Instituto Runa y activistas independientes. |
Fuente: Runa
Fotografía: Runa
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Todo el tiempo
Por Mauro ï Cabral |
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La agenda del
día siguiente a la ley de matrimonio igualitario es tan urgente como
ésta que hoy vivimos como una conquista. Porque si nos negamos a hablar
de dolor en relación con la orientación sexual, no se pueden negar de
ninguna manera el dolor y las violencias cotidianas sobre quienes
encarnan identidades de género disidentes. |
Los
últimos meses. Las últimas semanas. Los últimos días. Las últimas
horas. El último tiempo que nos tocó vivir fue el tiempo del matrimonio
—lo que es decir, también, el tiempo de los hombres y de las mujeres—.
El mismo sexo, el sexo opuesto: dos sexos en cada combinación del amor y
del contrato, en cada precisión de los derechos y de las obligaciones,
en cada versión de la vida familiar expuesta a la mirada colectiva.
Hoy es 15 de julio, y es tiempo de mucho más. El tiempo, podría decirse, de los que somos muchos más que dos.
El Estado argentino
reconoce sólo dos sexos, varón y mujer. El sexo que corresponde a cada
cual nos fue asignado en el momento de nacer, y nuestra cultura
(incluyendo nuestra cultura jurídica) supone que ése será el sexo que ha
de correspondernos hasta el momento de nuestra muerte. La realidad es
bien distinta —y la violencia que se juega en esa suposición de
correspondencia es una cuestión de este tiempo—.
Es cierto: toda
asignación de sexo en el momento de nacer implica una violencia
inaugural (a ninguno de nosotros nos han preguntado cómo queríamos ser
asignados). Para muchas y muchos —de verdad, muchas y muchos— esa
violencia inicial se redobla, sin embargo, al infinito. En la Argentina,
como en casi todos los países del mundo, niños y niñas que nacen con
cuerpos que no encarnan una masculinidad o una feminidad promedio son
sometidos, sin su consentimiento y en nombre de sus derechos humanos, a
cirugías de normalización genital. En este mismo país, campeón del
derecho a la identidad, las historias legales y médicas de esos niños y
niñas son ocultadas, falseadas o destruidas.
La diversidad de
expresiones de género también se castiga en la Argentina. Ahí están, aún
en vigencia, los códigos de faltas y contravencionales que, hasta el
día de hoy, continúan penalizando el uso de ropa del sexo opuesto. Pero
la violencia no se produce solamente al amparo de la ley, sino también
—y sobre todo— en su desamparo. En la misma Argentina donde acaba de
sancionarse la ley de matrimonio igualitario, la violencia por expresión
de género no tiene fin. La sufrimos todos los días y todas las noches
quienes transgredimos los estereotipos de género. La sufrimos en
nuestras casas, nuestras escuelas, nuestros trabajos, buscando vivienda,
buscando trabajo. Sin trabajo. La sufrimos cada vez que estamos en un
hospital, en una comisaría, en un banco, en una cárcel. Cada vez que
caminamos por la calle, que tomamos un tren o subimos a un colectivo. Lo
sabemos todos y todas: transgredir las normas explícitas o implícitas
de la expresión de género se paga, en este país, con la vida.
El Estado argentino —como
la gran mayoría de los debates en contra y a favor de la ley de
matrimonio igualitario— sólo reconoce la existencia de varones y
mujeres. Ese reconocimiento depende de manera esencial del sexo asignado
al nacer, y puede ser modificado sólo bajo condiciones extraordinarias.
Hasta hoy, hasta mañana y hasta quién sabe cuándo, para acceder al
reconocimiento de una identidad de género distinta a la asignada al
momento de nacer es necesario emprender una gesta judicial que incluye
exploraciones periciales del cuerpo, la mente y el alma, diagnósticos
varios y humillaciones al por mayor. Es necesario también, en una
cantidad abrumadora de casos, ofrecerle a la Justicia la evidencia
incontrastable de cirugías y tratamientos hormonales, de esterilidad e
irreversibilidad, todo lo cual, una vez más, se justifica siempre y en
todos los casos desde la fuente —al parecer inagotable— de los derechos
humanos.
Nuestros aliados y
aliadas dicen que ha llegado nuestra hora. Que ahora sí, por fin, ha
llegado el momento de terminar con el orden legal de la correspondencia
debida; que éste es el momento de travestis, transexuales, transgéneros e
intersexuales. Ambiguo como soy, yo creo que dicen la verdad y también
que se equivocan. Las violencias de las que hablo nunca han dependido,
para existir, de victoria alguna o de algún ahora. No saben de primeros o
segundos lugares, no respetan precedencias, no se detienen por duelo
como no se detienen por boda. Han estado aquí, siempre aquí, sobre,
contra y dentro de nuestros cuerpos, todo el tiempo. El tiempo todo. |
Fuente: Suplemento Soy, del DIARIO PÁGINA 12, Argentina.
Enlace: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-1491-2010-07-21.html |
CAMPO DE ACCIÓN: |
¿Cuán preparado está el serenazgo en Lima para darnos seguridad?
Por Iván Herrera Orsi |
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Las
autoridades locales que resulten elegidas en octubre deberán enfrentar
un reto en materia de seguridad ciudadana que hasta ahora los alcaldes
han eludido: dotar a los servicios de serenazgo de una preparación
estandarizada, completa y de nivel profesional. El estudio que presentó
la ONG Ciudad Nuestra sobre estos cuerpos de seguridad apuntó en esa
dirección: |
las
municipalidades de Lima Metropolitana están ofreciendo muy pocas horas
de formación a sus serenos y el entrenamiento que brindan varía mucho de
un distrito a otro.
La referida
investigación, efectuada el año pasado, observó que en el mejor de los
casos la instrucción duraba 168 horas. Esta se repartía hasta en tres
meses, aunque cabría en uno de dictarse a tiempo completo. En contraste,
en las escuelas de suboficiales de la policía, la preparación toma tres
años (año y medio en el programa acelerado), remarca Carlos Romero,
coautor del informe “Los serenazgos en Lima: ¿Le ganan las calles a la
policía?”. En otras palabras, dura por lo menos unas 30 veces más si
tomamos en cuenta el programa regular. Ciudad Nuestra encontró distritos
en los que la enseñanza duraba una hora o un día. Se trataba de Punta
Negra y Santa Rosa, respectivamente.
En el otro extremo
figuran Los Olivos, Jesús María y La Molina. El alcalde de Jesús María,
Enrique Ocrospoma, señala que en su distrito los ingresantes son
capacitados dos horas al día a lo largo de tres meses. Posteriormente,
asisten un mes, a tiempo parcial, a la Escuela de Líderes que la
municipalidad creó el año pasado con la cooperación de la Universidad
del Pacífico. Los contenidos sobre asuntos operativos como situaciones
de riesgo y defensa personal son complementados con clases de
autoestima, reglamentos municipales y relación con el vecino. Nada de
esto es suficiente, en opinión de Julio Acurio, ex jefe de Estado Mayor
de la policía. A su parecer, los aspirantes a serenos debieran
prepararse unos seis meses a tiempo completo. Para él, la instrucción
debiera estar en manos de la policía, y combinar teoría y práctica. Sin
embargo, ni siquiera se ha definido formalmente el perfil que se espera
alcanzar ni las pautas que debieran seguir los programas de
capacitación.
Solo el 17% de
municipalidades de Lima ha regulado la formación de los serenos. Aquí
hay una tarea pendiente del concejo metropolitano, subraya Carlos
Romero. Este debiera fijar criterios comunes para el serenazgo en
cumplimiento de la Ley Orgánica de Municipalidades, pero aún no lo ha
hecho. |
Fuente: Fragmentos tomados del diario El comercio, Lima, 24/06/2010, página a8
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Nota |
Personal de la PNP es capacitado sobre problemática de la comunidad trans |
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Desde el 14
de Mayo al 10 de Junio del presente año, personal de las secciones de
Familia y de las oficinas de participación ciudadana de las comisarías
de Lima y Callao de la Policía Nacional del Perú, fue capacitado por el
equipo del Programa de Diversidad de Género y Sexualidades del Instituto
Runa, con el objetivo de hacer conocer y abrir el debate en torno a los
derechos humanos de la comunidad trans, (travestis, transgéneros y
transexuales) |
en
el marco del curso “Promotores para la prevención y atención de la
violencia familiar y de género”, impulsada por la misma institución
policial. La sede de las capacitaciones fueron las instalaciones de la
Escuela de Familia y Seguridad Ciudadana de la PNP ubicada en el Jr.
Chota 1434, distrito del Cercado de Lima.
Siendo los y las
policías, agentes claves en la seguridad ciudadana y en la
administración de justicia, las capacitaciones tuvieron el objetivo de
abrir un canal de comunicación pedagógico y horizontal para profundizar y
discutir la situación de vida y exclusión social que vive la comunidad
trans, esperando generar mejores prácticas policiales acorde a las
necesidades particulares de las colectividades. La mayor Geraldine
Alegre, directora de la DIRFAPASEC, nos comentó al respecto: “Es un tema
difícil, especialmente en nuestra comunidad que aún sigue siendo
machista, pero se está instalando para que el personal (de la PNP) esté
sensibilizado y tenga la información adecuada impartida por el personal
adecuado”.
Un promedio de 30
participantes, conocieron y discutieron en torno a temas sobre la
vinculación entre los Derechos Humanos y la Identidad de género, la
orientación sexual, Discriminación y exclusión social, Violencia contra
las personas trans y la función policial. Durante las sesiones
impartidas a los/las policias hemos contado con la asistencia también de
mujeres trans que participan en los espacios de encuentro y reflexión
que promueve el Instituto Runa en la casa comunitaria de la Red TLGB, y
del apoyo de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, con la
participación de Gustavo Oré, abogado de la organización mencionada.
Las sesiones estuvieron
llenas de preguntas, que revelaron el interés de parte de los/as
participantes en conocer la situación de vida de la comunidad trans,
ante la lamentable desinformación que persiste sobre el tema, la
estigmatización y aún el escaso reconocimiento de la transgeneridad y el
travestismo como expresiones de la identidad desde las instituciones
estatales. “Nos ha hecho pensar, porque tenemos ideas y prejuicios
propios de nuestros procesos de socialización. Es importante, porque
los/as participantes difunden esta información entre sus demás
compañeros de la institución, y funciona como un engranaje”, nos comenta
la Mayor Alegre sobre las capacitaciones impartidas.
El instituto Runa tiene
la motivación de continuar abriendo espacios de diálogo y discusión
sobre la situación de la comunidad trans con agentes estatales; sabemos
que la tarea es ardua, pero nos alienta la importancia de hablar del
tema seriamente en miras del cambio social. Por parte de los directivos
de la PNP, la mayor Alegre concluye: “Mientras yo siga siendo directora
(de la DIRFAPASEC-PNP), tendré el compromiso de seguir incluyendo los
temas de orientación sexual e identidad de género en las capacitaciones
al personal de la Policía Nacional”. |
Fuente: Instituto Runa
Foto: Runa |
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